La entrada del otoño es el momento idóneo para la puesta a punto de los automóviles de cara al mal tiempo. El frío y las precipitaciones hacen que las condiciones de conducción no sean las mismas que en épocas de buen tiempo.
Con el frío, las piezas de goma pierden elasticidad, por lo que las correas de distribución y servicio pueden verse afectadas; la batería pierde capacidad para suministrar corriente; en los motores diésel, los calentadores pueden no tener un funcionamiento adecuado, etc. Es decir, el frío y las heladas afectan al estado de conservación de los elementos que componen el vehículo.
Respecto a la lluvia, no es lo mismo conducir sobre un asfalto mojado que seco. Aquí, el buen estado de los neumáticos, de las pastillas de freno o de las escobillas es determinante para mantener la seguridad.
Por ello, la importancia de que "no nos pille el temporal desprevenidos" e incidido en que la solución es una revisión a tiempo. Asimismo, se recomienda acudir a profesionales mecánicos de confianza y utilizar recambios de calidad que garantizan la durabilidad de los mismos y la vida útil del vehículo, así como la seguridad en la conducción.
Recomendaciones sobre el estado de los componentes
- Batería: El frío provoca que la batería se descargue, por ello conviene analizar el estado de la misma. De su buen estado depende el correcto funcionamiento de todos los componentes electrónicos (sistemas de abordo, control de tracción, estabilidad, dirección, ABS,...), así como de los componentes eléctricos (faros, alarma, gps, radio,...). Para determinar el estado de la batería debemos prestar atención al tiempo de arranque y al ruido.
- Suspensión: Una suspensión en buen estado proporciona un mejor comportamiento del vehículo, una mayor estabilidad y una adecuada capacidad de detención. Dado que los amortiguadores interfieren en el correcto funcionamiento del EPS (sistema de control de estabilidad) y del ABS, un incorrecto mantenimiento de los mismos aumenta la distancia de frenado hasta un 35 por ciento, además de poder provocar la pérdida del control de la dirección o sufrir aquaplaning. Por otro lado, un incorrecto mantenimiento de los amortiguadores también aumenta el desgaste del resto de las piezas (rótulas, soportes, neumáticos?), por lo que se recomienda cambiarlos entre los 65.000 y los 90.000 km. y que el cambio se realice por completo o por ejes (de dos en dos.
- Frenos: Los discos de freno hay que revisarlos cada 20.000 km y antes de largos desplazamientos, atendiendo al estado de los discos, el espesor y la superficie de frenado. Al cambiarlos, se deben cambiar también las pastillas y los latiguillos, y hacerlo por eje, para asegurar una frenada equilibrada que garantice la estabilidad del vehículo. En el caso del freno de tambor, debe sustituirse cuando esté deformado, con ranuras profundas o cuando su diámetro interno esté cercano al máximo indicado por el fabricante. Al hacerlo, habría que cambiar todos los elementos que sufren desgaste: cilindros de ruedas, zapatas, tensor automático, muelles y seguros. Por su parte, las pastillas de freno han de tener un grosor mínimo de 2 mm., y el líquido de frenos hay que cambiarlo, bien cada dos años, bien entre los 40.000 y los 60.000 km.
- Filtros y aceite: El buen estado de los filtros es importante para que los fluidos que entran el motor lo hagan completamente limpios. Para el cambio del aceite, lo más conveniente es seguir las recomendaciones del fabricante, siendo lo habitual que el cambio deba hacerse cada dos años o entre los 5.000 y los 30.000 km. Asimismo, se recomienda atender a la calidad de los filtros para una mayor protección del motor.
- Limpiaparabrisas: Las escobillas son un elemento clave del limpiaparabrisas, por lo que debemos vigilar que no dejen rastros de agua o marcas sobre el parabrisas, así como que no hagan ruido. Conviene cambiarlas cada año, coincidiendo con el otoño, así como utilizar un líquido lavalunas homologado.